28 noviembre, 2006

Hijo

El día que Paula y yo decidimos irnos a vivir juntos, me advirtió: "me gusta recibir gente en mi casa". Yo accedí encantado. Siempre me ha gustado vivir en una casa de puertas abiertas y grandes ventanas donde los amigos puedan quedarse, cenar y dejar pasar las horas

Víctor llegó en silencio a casa, no era un gran día ni fue un gran mes. Llegó a casa para trabajar con Paula y como tantos otros días comimos y nos fuimos a tomar el café.

Al otro lado del rellano, en una puerta protegida por el dorado número 1, vive una pareja de ancianos. Llegaron de Soria hace mucho tiempo, huyendo del hambre, el hierro y la sangre. Eso fue hace mucho tiempo, sin embargo conservan la mirada de aquel tiempo y una sonrisa franca y cálida que el Alzheimer jamás podrá empañar.

En el ascensor nos encontramos: Cómoestán?Muybien,gracias.
- Y este chico tan guapo quién es? su hijo?
- No, es un amigo...
Suavemente, él la condujo hasta la puerta de su casa, ella sonreía.

Y así, Víctor nació por segunda vez, con el nombre de su padre.