Haciéndome el sueco

Parece que esta globalización no tiene límite ni mesura. También parece que empezó hace mucho tiempo atrás: ¿Qué pensaría El Fary de esta foto? Tal vez, que en todas partes cuecen habas.

Yo, a riesgo de que me llamen globalifóbico, marxista [o marxiano, que me gusta más], estoy un poco asustado con estos conceptos de igualdad que imperan en el mundo y que nos hacen cada día más... iguales. También puedes llamarme exagerado, pero me molesta ver que la república independiente de mi casa, cada día es más parecida a la república independiente de mi vecino... y de mi hermana, y de mis amigos... Aunque según donde, no eres nadie sin tus muebles de la serie PS o las gafas de pasta.

Y los fines de semana todos podemos salir a emborracharnos con licores y espíritus suecos, irlandeses, escoceses, mexicanos (o parecidos si la bossa no sona), cerveza local, ginebra londinense o agua del Carmen hasta perder la noción de dónde estamos y cómo volver a casa. Entonces pides un taxi, misión que raya en lo imposible ya vivas en Madrid, México, Londres o Barbastro (Huesca).

Lo que sí agradezco a la democracia occidental es que podamos beber sin miedo a la policía política... Aunque, por si acaso, y en nombre del Civ[n]ismo, cada día son más las plazas "Videovigiladas". [Momento de humor: en Barcelona, la primera plaza donde se implantó esta nueva versión de Gran Hermano fue la dedicada a George Orwell].

En fin, que no sé si son los 30 años o qué,... pero últimamente todo se tambalea