13 febrero, 2006

Indiscutiblemente

Si hasta ahora no lo había hecho, es porque, simplemente, no podía. Pero releyendo el blog he visto que se ha ido colando por aquí y por allá, en comentarios dispersos, pero nunca en un espacio como el que merece. Supongo que ha llegado el momento.
Este 10 de febrero, yayo hubiera cumplido 87 años. Yayo murió el 17 de diciembre, el día de mi cumpleaños. Yayo murió y dejó el trabajo hecho: vivió una guerra y defendió aquello que creía, yayo era franquista. Sobrevivió la posguerra, crió a una hija que le dió dos nietos. Nos enseñó a conducir: jamás olvidaré el día que nos paró la Benemérita en el polígono de Barbastro y yayo, muy tranquilo, le explicó al Guardia Civil pertrechado tras el tricornio más negro y el Patrol más grande, que estábamos haciendo prácticas. No estuvo tan tranquilo el primer día que yo conduje el Ford Fiesta y nos fuimos a comer a la Fueva.
Me llevó a Misa (cuánta energía malgastada), me hizo reir y me hizo llorar.
Todos los días pienso en él, oigo su voz y su risa. Hablando con yaya, puedo ver su mirada azul sonriendo tras las gafas. Porque a yayo no le gustaba hablar por hablar. Yayo callaba, dueño de su silencio, asentía y sonreía: Indiscutiblemente...

1 Comments:

At 8:15 p. m., Blogger pepo said...

Una abrazo desde el otro lado del oceano.

 

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